miércoles, 29 de abril de 2009

SOLO SUS SUSURROS


No sé qué me pasa últimamente, pero no me reconozco ni yo. En muy pocos días has dibujado una sonrisa en mi boca y ahora no hay goma ni tippex que la borre. Me enseñaste a caminar con la cabeza alta y ahora tengo que agacharme cuando paso por las calles con balcones bajos, por miedo a darme contra ellos.


Me has robado hasta el sueño, lo único que yo sentía como mío y ahora es todo tuyo. TDesde que te conozco tú mandas en él, ya no sueño con unicornios negros que caminan por arcoiris grises, porque cuando menos me lo espero, apareces tú y lo llenas todo de luz, una luz intensa, una luz que me ciega y que me hace entornar los ojos para poder mirarte a la cara y susurrarte un “te quiero” entre dientes.


Cosí mis labios con hilos de plata y aún así has conseguido que me lo arranque a tirones solamente por poder besar tus labios e ir bajando en una cadena de besos por tu barbilla, tu cuello y tu pecho hasta que ya no me quedan besos, porque he gastado en ti hasta los que tenía reservados para las ocasiones especiales.


Hay que ver con qué poco me has hecho ser feliz: cuatro paredes, tu compañía y la sensación de poder dar la vuelta al mundo en veinticuatro horas. Los dos llevábamos las mochilas repletas de todo lo necesario, yo llevaba mi arsenal de besos, caricias y abrazos y tú tu cariño, tus susurros y esas miradas que me hacen sentir el hombre más afortunado del mundo por tenerte a mi lado.


No sé si esto va a durar eternamente, no sé cuál es su fecha de caducidad… yo preferiría que no sea acabara nunca, pero si esto se me acaba me daría igual, porque estoy aprendiendo a aprovechar cada instante de mi vida, cada bocanada de aire que respiro, cada paso que doy, cada mirada, cada gesto… ¿magia? No, no es magia, tú me has devuelto las ganas de vivir y eso no te lo podré pagar nunca con dinero.


Por tu culpa, por tu culpa, por tu gran culpa, por ser como eres, por tratarme como me tratas, por prestarme tu mano cuando no veía el final de este túnel… pero sobre todo por tener esos ojos claros (casi transparentes) en los que un día llegué a ver el mar estando a cientos de kilómetros de la costa más cercana.

martes, 21 de abril de 2009

IO ALO REDO CRAO SONE


Soy como soy, transparente como el agua y mortal como el cianuro. Yo soy la tristeza disfrazada con una máscara de sonrisas eternas, soy azul como un cielo vestido con nubes negras, ¿o era un cielo gris tirando a verde? Ya ni lo recuerdo. Tantas cosas soy y he sido que aunque acabo de nacer, el alzheimer no me deja recordar ni siquiera mi nombre.

Soy uno y muchos, quizás demasiados… soy tantos que a veces quieren salir todos mis “yo” a la vez y no soy capaz de articular ni una sola palabra con sentido “Io alo redo crao sone”, perdón, no quería decir eso, era mi “otro yo” que aún no ha aprendido a hablar y por eso balbucea palabras sin fuste.

Soy un columpio sin niños, o un niño sin columpios, que inventa historias incoherentes para no volverse loco en un mundo redondo y vacío, un mundo en el que sólo existe una flor que no paro de regar para que algún día crezca y dé su fruto.

Soy el mago que se cansó de sacar conejos blancos del sombrero de copa, y ahora saca sombreros blancos de un conejo de copa, para confirmar que hace más el que quiere que el que puede y demostrar que la fantasía puede llegar a superar a la ficción si todos ponemos de nuestra parte.

Soy la lágrima que se funde con el agua de lluvia intentando pasar desapercibida, pero que aún así, es despreciada por las demás gotas por no ser igual que ellas, por no haber caído también del cielo, por no haber recorrido el mundo montada en una nube.

Soy la droga que libera tu mente, aquella que te hace soñar despierto y que te hace viajar a mundos imposibles, pero que cuando menos te lo esperas se cobra con tu muerte el precio de ese viaje.

Yo soy la mentira que acaba siendo verdad después de haberla dicho cientos de veces, soy el arcoiris que sale por las noches porque se cansó de esperar a la lluvia para poder salir de vez en cuando.

Soy una huella que lucha por no desaparecer en la orilla de la playa, un pozo sin fondo, un superviviente sin una isla desierta, las zapatillas nuevas de aquel hombre sin pies, la mirada perdida de un ciego ante el mar. La impotencia del quiero y no puedo o más bien del quiero y no me dejo.

¿Y tú? ¿quién eres tú? Yo soy todo y nada, mucho y poco, sal y azúcar, sangre y agua, “Yo soy el que soy” (Ex 3,13-14) y soy como soy, transparente como el agua y mortal como el cianuro.

P.D. Vivian, esta entrada va por ti y por Daisy. No es triste, no es de desamor, no es de nada, jejeje. Es una entrada de esperanza, o al menos así lo veo yo.

La canción que suena mientras tanto va dedicada a una persona muy especial, ¿te acuerdas? es nuestra canción, sé que no vas a comentar (para variar) pero es mi manera de darte las gracias por ser mi punto de apoyo y por devolverme la fe en mí mismo. TQ.

martes, 14 de abril de 2009

TEARS IN HEAVEN


Sé que he perdido. Sé que ya no tiene solución y por más que he llorado, no he llegado a ninguna conclusión que me dé consuelo. En cambio ahora no tengo miedo, esto me ha servido para hacerme más fuerte. Aunque sé que todavía no veo en mí la figura de un hombre, al menos esto me ha hecho ser un poco “menos niño”.


Creo que ya he comprendido la causa de por qué te quiero tanto y tú a mí en cambio ni siquiera me haces caso. Me ha costado mucho tiempo llegar a esta conclusión pero al final he dado con ella. Todos estos años culpándome a mí mismo, flagelándome noche y día con mis pensamientos negativos, menospreciándome por no haber conseguido conquistarte cuando tuve la oportunidad…


Y después de todo eso, creo que si no me quieres, si ni siquiera eres capaz de mirarme a los ojos, es porque simplemente, tú no eras para mí. Fue cosa del destino, del azar, de la suerte (o de la mala suerte).


Nunca he tenido suerte en este aspecto, no sé qué tengo que hacer para que me quiera la persona que yo quiero… así que he pensado “liarme la manta a la cabeza”, coger el toro por los cuernos y hacerme con el control de mi suerte.


Por eso en un ataque de rebeldía he roto todos los espejos que hay en mi casa, he paseado por debajo de las escaleras de las obras de mi ciudad, he tirado todos los tarros de sal que he encontrado a mi paso y he salido a cazar gatos negros todos los martes 13.


Supuestamente debo ser la persona con peor suerte del mundo, pero sin embargo ahora soy feliz. Y mira que estoy tentando demasiado al destino, pero me da igual, yo seguiré adelante con mi locura, porque sé que es una locura, pero al menos es MI LOCURA.


Soy idiota, sí sí, idiota con todas las letras (i-d-i-o-t-a). He perdido el tiempo lamentándome por algo que no tenía solución, he desperdiciado mi vida pensando en cómo cambiar para gustarle a los demás, y ahora que no iba buscando nada, que no quería hacer amigos, que no iba mendigando el cariño de nadie… me he dado cuenta de que hay gente que me quiere por ser como soy, que me da su amistad y su cariño sin pedirme nada a cambio, que me ofrece su hombro y su tiempo gratuitamente, así, sin más… y eso… eso sí que merece la pena.


Así que una cosa te digo… sé que nos acabaremos viendo en el Infierno, pero mientras tanto, disfruta de tu vida, porque yo intentaré hacer lo mismo con la mía.

martes, 7 de abril de 2009

QUASI-MONO


Querido Dios:

Buenas noches, o días, o tardes… no sé qué hora será en el cielo, aunque como Usted es omnipotente, omnipresente y eterno ni siquiera creo que eso le importe, Usted es el único en el que se cumple la palabra “siempre” porque todos los demás somos como los yogures del Mercadona… perecederos, antes o después nos caducamos.

En fin, a lo que iba, el motivo de esta carta es pedirle algunas explicaciones… me explico: si resulta que todos somos hechos a su imagen y semejanza (señor Dios) ¿porqué no me parezco a George Clooney, o porqué no tengo la mente de Einstein, o el cuerpo de Rafa Nadal, o a Eva González como novia? ¿Porqué? ¿eh?

Yo creía que Usted era pura generosidad, pero se ve que llegué tarde el día que repartió la belleza entre los que estamos en el mundo, porque hay que joderse… yo me comparo con “El duque”, Hugo Silva, Miguel Ángel Muñoz, y es que lo único que tenemos en común es que respiramos para no morirnos, porque hasta el blanco de los ojos lo tienen más bonito que yo.

Yo creo que lo mío es cuestión de mala suerte, porque cuando Usted estaba repartiendo la belleza se acabó justo antes de que yo llegara. Claro, como era el penúltimo, nos quedamos sin nuestra dosis de belleza la que iba después de mí (una tal María Teresa Fernández de la Vega) y yo. Pobre mujer, ella salió peor parada. ¿Quién sabe hasta donde habrá llegado la pobre con la cara que le dejaron? Seguro que no muy lejos. Porque si a mí me ponen esa cara de anoréxica estreñida me suicido a cabezazos contra las puertas del cielo.

Lo dicho, en belleza me dejaste con una mano delante y otra detrás, pero eso sí, para “compensar” me diste 1’90 de estatura, así podía pasar desapercibido entre la gente para que nadie me viera y podía ocultarme fácilmente en cualquier rinconcito… Ejem, ejem, hay que ser muy cabrito, porque una cosa es crear a un tío feo, pero crear un tío feo de casi 2 metros… eso ya es recochineo.

¿A Usted le gustaría que le hicieran algo así? Que viniera Dios de repente y le dijera: “Mira Zoldar, soy Dios y vas a ser feo, y para más INRI (nunca mejor dicho) te voy a hacer más grande de lo normal, te van a asomar los pies en cualquier cama que te acuestes, no vas a entrar por las puertas de las casas antiguas, no te van a caber las piernas en los asientos de los autobuses y por si fuera poco cuando te compres pantalones, los que te vengan de la cintura, te llegarán por las espinillas. P.D. Si tienes algún problema rézame, que lo mismo escucho tus plegarias y te pongo en la cola de los milagros de Lourdes, a ver qué si pueden solucionar esa cara y ese cuerpo.”

Y ya no solo eso, sino que también hay que aguantar a todos aquellos/as graciosillos/as que se piensan que por medir 1’75 son perfectos: “Zoldar, tienes que ver las ventajas de ser alto. Siendo alto eres el primero en enterarse de que llueve, además si vas a coger fruta de los árboles siempre podrás coger las de la parte alta y no necesitas coger una escalera, sólo tienes que estirar el brazo. ¿No lo ves? ¡¡Todo son ventajas!!

Y claro, yo pienso: ¿para qué cojones quiero ser el primero en saber que llueve? ¿para mojarme más que ninguno? Además, ¿Cuántas veces en mi vida he ido yo a recoger fruta? Si la única fruta que he cogido ha sido en el supermercado y he tenido que hacerme tres pliegues al agacharme a recogerla de las cajas que ponen los fruteros en el suelo.

En fin, por hoy creo que ya está bien de reprimendas, no vaya a ser que con tanta queja me caiga un castigo divino y en vez de arreglarme la cara, me acabe poniendo la nariz de Rosi de Palma, la boca de la Yola Berrocal y la mirada del Dioni.