Hace ya un tiempo que
estamos juntos, y aunque sé que lo nuestro no es leer, quiero con todas mis
fuerzas que nuestra historia
imite
la de este libro:
Mi deseo es que lo empieces poco a poco, casi con
desgana, como quien abre un portón gigante y pesado rumbo a lo desconocido, a
lugares insospechados, a aventuras y desventuras que a buen seguro te harán
reír, llorar, suspirar…
Mi intención es que después de las primeras páginas seas
incapaz de dejar esa historia a medias porque aunque la foto de la portada y
las pastas en un principio no te gusten o no sean muy de tu estilo, sé que lo
que vas a encontrar dentro de él te atraerá y te llamará tanto la atención que
no podrás despegar los ojos ni las manos de su lomo y lo acabarás devorando
como un animal carroñero devora hambriento a su víctima, es decir, aprovechando
hasta el último momento.
Mi ilusión es que cuando vayas terminándolo, lo hagas con
la misma sensación que tienen los niños que se van comiendo un gran helado: por
un lado están contentos de haberlo disfrutado, pero por otro, cuando ya les
queda poco, se ponen tristes porque aquello que les ha hecho disfrutar va
desapareciendo con cada bocado.
Por último, cuando llegues al punto final, solo quiero
que hayas sentido todo lo que yo sentí en su momento y me hizo pensar en este
libro a la hora de hacerte un regalo. Y espero que en nuestra historia, ese
punto final se cambie por unos puntos suspensivos que solo tú y yo sepamos cómo
continuar.
Sencillamente, me muero porque te guste (y el libro
también).