A decir verdad llevo 26 años conviviendo con todas y cada una de las partes de mi cuerpo, y yo nunca hubiera dicho que la tengo pequeña, aún así, hace unos meses una “amiga” me dijo: “tío, para lo grande que eres, la tienes un poco chica, ¿no?” y claro, en ese momento me ruboricé, bueno, eso de ruborizarme es ser demasiado bueno conmigo, me puse más colorado que una plantación de amapolas, y me quedé sin saber qué decir.
Aún así pasé del tema, total, si sólo era una opinión de una estúpida chica que posiblemente no volveré a ver en la vida. Pero empecé a preocuparme unos días más tarde, cuando mi madre entró en el baño mientras me vestía después de ducharme y me soltó a bocajarro: “¿Sabes? Ahora que me fijo, tu amiga tenía razón; ‘la tienes un poco pequeña, pero no te preocupes, será cosa de la genética porque tu padre la tiene igual que tú, ¿no te habías fijado?”.
En ese momento yo ya no sabía qué hacer ni qué decir, mi propia madre reconocía que yo la tenía más pequeña de lo normal, ¡Por Dios! ¿Se puede caer más bajo? Y lo mejor de todo es que intentaba consolarme diciéndome que mi padre también la tenía así, ¡vaya mierda de consuelo y vaya putada eso de la genética!
El caso es que la semana pasada, después del partido con los colegas del fin de semana, me fijé mucho en cómo la tenían los demás, y algunos la tenían más grande, otros más… gordita, pero en general yo no veía tanta diferencia. Aún así (y siguiendo el consejo de una amiga) me he afeitado hasta el último pelo que tenía alrededor para que pareciera más grande de lo que es, pero no lo ha notado nadie, y mira que me he esforzado en que se fijen en mi "nuevo look", pero nadie me ha dicho nada.
En fin, que mi desesperación es tan grande que al final he decidido operarme. Esta mañana he llamado a los de Corporación Dermoestética, que según la Anne Igartiburu son los mejores, y si ella lo dice… es que es verdad (por algo le ofrecen presentar casi todos los programas de Televisión Española).
Resumiendo, que le he contado a la chica de la clínica mi problema de… “tamaño” y después de partirse de risa en mis morros me ha dicho: “no te preocupes, que con un poco de silicona en los labios y un par de cortecitos en las comisuras, cuando salgas de aquí, ya no tendrás una boca pequeña y podrás lucir la sonrisa más bonita del mundo”.
P.D. Las cosas no siempre son lo que parecen. (Dedicado con cariño para mi amigo J.M.R.A.) jejejejeje.