viernes, 28 de noviembre de 2008

¿EL TAMAÑO ES LO DE MENOS?



Hay muchas, muchísimas cosas que me da corte reconocer, pero claro, cuando todos (y todas) te dan la vara con el mismo tema, es porque tiene que ser verdad, así que… “Lo reconozco, la tengo pequeña”. La verdad es que nunca me había fijado en eso, me he mirado cientos y cientos de veces al espejo y nunca me había dado cuenta.

A decir verdad llevo 26 años conviviendo con todas y cada una de las partes de mi cuerpo, y yo nunca hubiera dicho que la tengo pequeña, aún así, hace unos meses una “amiga” me dijo: “tío, para lo grande que eres, la tienes un poco chica, ¿no?” y claro, en ese momento me ruboricé, bueno, eso de ruborizarme es ser demasiado bueno conmigo, me puse más colorado que una plantación de amapolas, y me quedé sin saber qué decir.

Aún así pasé del tema, total, si sólo era una opinión de una estúpida chica que posiblemente no volveré a ver en la vida. Pero empecé a preocuparme unos días más tarde, cuando mi madre entró en el baño mientras me vestía después de ducharme y me soltó a bocajarro: “¿Sabes? Ahora que me fijo, tu amiga tenía razón; ‘la tienes un poco pequeña, pero no te preocupes, será cosa de la genética porque tu padre la tiene igual que tú, ¿no te habías fijado?”.

En ese momento yo ya no sabía qué hacer ni qué decir, mi propia madre reconocía que yo la tenía más pequeña de lo normal, ¡Por Dios! ¿Se puede caer más bajo? Y lo mejor de todo es que intentaba consolarme diciéndome que mi padre también la tenía así, ¡vaya mierda de consuelo y vaya putada eso de la genética!

El caso es que la semana pasada, después del partido con los colegas del fin de semana, me fijé mucho en cómo la tenían los demás, y algunos la tenían más grande, otros más… gordita, pero en general yo no veía tanta diferencia. Aún así (y siguiendo el consejo de una amiga) me he afeitado hasta el último pelo que tenía alrededor para que pareciera más grande de lo que es, pero no lo ha notado nadie, y mira que me he esforzado en que se fijen en mi "nuevo look", pero nadie me ha dicho nada.

En fin, que mi desesperación es tan grande que al final he decidido operarme. Esta mañana he llamado a los de Corporación Dermoestética, que según la Anne Igartiburu son los mejores, y si ella lo dice… es que es verdad (por algo le ofrecen presentar casi todos los programas de Televisión Española).

Resumiendo, que le he contado a la chica de la clínica mi problema de… “tamaño” y después de partirse de risa en mis morros me ha dicho: “no te preocupes, que con un poco de silicona en los labios y un par de cortecitos en las comisuras, cuando salgas de aquí, ya no tendrás una boca pequeña y podrás lucir la sonrisa más bonita del mundo”.



P.D. Las cosas no siempre son lo que parecen. (Dedicado con cariño para mi amigo J.M.R.A.) jejejejeje.

lunes, 24 de noviembre de 2008

TABÚS



Las imágenes anteriores no son más que anuncios publicitarios. Después de verlos he de confesar que me hubiera encantado ser publicista, sobre todo por el amplio abanico de posibilidades que ofrecen hoy en día las nuevas tecnologías. El caso es que llevo unos días navegando por Internet y he encontrado unos cuantos anucios que son (cuanto menos) muy originales.

Hoy en día lo que más vende es lo prohibido, lo tabú, el sexo, etc. y precisamente eso es lo que aprovechan los publicistas para llamar la atención de los espectadores. La publicidad ya no vende el producto en sí, vende la experiencia que te trae el producto, vende nuevas vivencias, nuevas sensaciones. Si te compras un desodorante AXE las tías caerán rendidas a tus pies, si llevas un Viceroy serás tan... como Shakira o Antonio Banderas, y así con miles de productos.

El caso es que en principio he seleccionado estas seis fotografías porque me han llamado mucho la atención, la primera de ellas es de una campaña de la marca Benetton, que al igual que en otras campañas, siempre está llena de polémica, jugando con el blanco y el negro, el color de la piel, el sexo, etc.

El segundo simplemente anuncia un Ketchup, pero... vaya ketchup más sugerente y provocador. La tercera y la cuarta foto son de preservativos XXL, y he de reconocer que soy un poquito corto de mente, porque el cuarto en principio no lo entendía (aunque después es más que obvio a lo que hace referencia).

El quinto anuncio es de Benetton también. El mensaje es claro, tres corazones de tres personas de razas diferentes, precisamente por eso su eslogan es "United Colours".

La última imagen publicitaria es sin duda la que más me ha llamado la atención, primero porque es de una colonia de hombre, segundo porque la que aparece con la colonia es una mujer (que dicho sea de paso, no parece estar nada mal) y tercero porque la"pobre chica" se ha visto sorprendida por el fotógrafo que le ha venido a poner el frasco en "salva sea la parte". (Sólo hay que ver la boca de sorpresa que ha puesto cuando le han colocado el frasco ahí para echarle la foto).

En fin, que como siempre os estoy dando la tabarra con mis "pajas mentales", hoy he decidido meter una publicidad "subliminal". Si os parece (y os apetece) podeis dejarme en los comentarios cuál de los seis os ha resultado más curioso o más interesante, o simplemente lo que se os ocurra al respecto.

sábado, 22 de noviembre de 2008

CELOS


Yo, que tantas cosas he dejado pasar, que mantengo mi ingenuidad intacta en tantos aspectos de la vida, que me he perdido cientos y cientos de cosas y ninguna de ellas las he echado de menos, me encuentro con que ahora, te echo de menos a ti.

¿Quién me lo iba a decir? Yo, que presumía de pasar de todo, de pasar del mundo y de no necesitar el cariño ni el apoyo de los demás, celoso de algo que nunca he tenido, de algo que desde el primer momento sabía que no iba a tener, porque tú (seamos claros) no eres para mí, nunca lo has sido y nunca lo serás. Aún sabiendo todo eso, resulta que ahora me encuentro celoso de las caricias de otros, de los abrazos de otros, de tus líos, de tus rollos… de todo lo que tiene que ver contigo.

Pero claro, ¿cómo podrías tú saber que yo hubiera sido capaz de beberme los mares por ti? De dejar de ser quien soy para ser parte de otra cosa, de cambiar, de aprender a no pensar y dejarme llevar, porque eso es lo que tendría que haber hecho en muchas ocasiones, dejarme llevar por ti, mi perro lazarillo, la única persona que podría haberme sacado del laberinto sin necesidad de mis alas de cera.

No sé qué decir… no te puedo reprochar nada, porque todo nació de mí, y ahí se quedó, en mí para siempre, en vez de gritarlo a los cuatro vientos lo guardé cada vez más hondo hasta que yo mismo no supe dónde buscarlo.

Dime, ¿qué me has hecho? ¿dónde me has dejado? Llévame de vuelta a casa, no quiero seguir jugando a esto; al principio era divertido, pero ahora… duele.

martes, 18 de noviembre de 2008

SEGUNDOS, HORAS, DÍAS, AÑOS... VIDAS



¿Habéis visto alguna vez en una peli la escena esa, en la que de repente un personaje (normalmente el protagonista) se queda parado mientras que el resto del mundo sigue girando y moviéndose? Pues a veces tengo la sensación de que eso es mi vida, ver cómo todo se mueve sin inmutarme tan siquiera, yo estoy ahí, en cualquier parte, viendo cómo la gente vive y deja vivir, mientras que yo solamente me dedico a dejar vivir.


En esos instantes todo se me escurre, todo me resbala, soy incapaz de aprovechar el momento porque siempre pienso en lo que puede venir después. Es algo así como vivir siempre esperando el mañana pero no saber vivir el hoy, y el problema es que siempre es “hoy”.


Lo peor de todo es cuando esa película de la que hablo va a cámara lenta, en esos momentos la sensación es de agobio e impotencia. Tú estás ahí, mirando el reloj pero el tiempo se detiene, no avanza. Normalmente estos momentos suelen ser aquellos en los que algo va mal, cuando estás nervioso, cuando quieres que algo se acabe, pero… se te hace eterno, infinito, inacabable...


Es curioso, que en un mundo en el que todos vamos a un ritmo frenético, en el que el estrés, la ansiedad y los nervios están a la orden del día… haya situaciones en las que lo único que queremos es que el tiempo pase aún más deprisa. Y por el contrario, cuando quieres aprovechar hasta el último segundo de cualquier instante, porque supone un trocito de felicidad para ti, el tiempo se te escapa entre los dedos sin darte opción a cogerlo fuerte y no dejarlo escapar.

Ya ves, lo bueno no dura nada y lo malo no acaba nunca. Pero bueno, ¿qué se le va a hacer? Eso es lo que llamamos vida…


No siento el menor deseo de jugar en un mundo en el que todos hacen trampa.

François Mauriac(1905-1970) Escritor francés.

sábado, 15 de noviembre de 2008

LOS ABRAZOS ROTOS


Ahora mismo mataría simplemente por tener a alguien que me dé un abrazo sin preguntas y un oído que me escuche. Creo que no soy de hielo, me derrumbo, quiero gritar, quiero llorar, quiero dormir, quiero... no pensar


INSTANTES

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.


JORGE LUIS BORGES

P.D. Y ahora, devuélveme la vida.

jueves, 13 de noviembre de 2008

CON LA SOGA AL CUELLO


¿Has pensado alguna vez en suicidarte?

De vez en cuando me hago y me hacen esta pregunta, y yo siempre respondo lo mismo, sí que lo he pensado, muchas veces, pero que lo piense no significa que sea capaz de hacerlo. No creo que acabe suicidándome, no tengo ni el valor ni la cobardía necesaria para ello, pero muchas veces pienso en la gente que sí lo hace.

¿Qué piensas cuando vas a suicidarte? ¿Qué puede llevarte a dar ese paso? En realidad nunca he estado tan mal como para decir: “abro el balcón, me subo a la barandilla y me dejo caer”. Vivo en un tercero, así que el golpe sería lo suficientemente grande como para acabar tirado en medio de la calle, con un charco de sangre y decenas de curiosos alrededor. Pero en cambio, siempre me doy un minuto más, que acaba siendo una hora, que a su vez acaba añadiendo un día más en mi vida.

Hay que estar muy mal y muy desesperado para matarse, para ver que tu única salida es que no hay salida, o que al menos tú no la ves. Tiene que ser muy duro “dejarse caer”, tienes que estar pasándolo realmente mal. Muchos piensan: “¿qué problemas podría tener esta persona para matarse, si en realidad lo tiene todo en la vida?” pero claro, eso es siempre lo que parece, en cuanto empiezas a escarbar un poco, ves que no es oro todo lo que reluce, y no es que justifique el suicidio, no creo que se pueda justificar, pero si eres capaz de quitarte la vida, es porque lo que la vida te ofrece, a ti no te vale, no te merece la pena. Pierdes las ganas de vivir y sin ganas de vivir no hay vida.

En cierto modo creo que el suicida acaba con su vida, pero también con la de la gente que tenía alrededor. Por eso pienso que muchas veces es un acto de venganza hacia la gente que te ha hecho la vida imposible o simplemente que no te ha valorado cuando te tenía al lado: “ahí os quedáis vosotros con vuestros remordimientos de conciencia, que yo ya no voy a tener ninguno…” y en ese momento, saltas, o aprietas el gatillo, o dejas escapar el punto de apoyo para que te apriete la soga el cuello. A partir de ahí, se acaba tu sufrimiento y empieza el de los demás. Pero, ¿quién dice que si no lo hubieras hecho las cosas no hubieran cambiado? Quizás te pasas la vida amargado y te suicidas cuando tu vida estaba a punto de dar un vuelco.

No sé si para suicidarse hay que pensar demasiado o simplemente no pensar y dejarse llevar. No sé qué se puede sentir en ese momento justo en el que estás debatiéndote entre la vida y la muerte. No sé cuál puede ser el motivo de un suicidio. No sé si es de cobardes o es de valientes. Lo que sí sé es que la vida está llena de elecciones, unas fáciles y otras difíciles, unas buenas y otras malas, y si por algún motivo pones fin a tu vida y te rindes a mitad de la partida (de tu partida), no creo que estés haciendo la mejor elección, porque ese es el único movimiento en el juego que no tiene marcha atrás.

domingo, 9 de noviembre de 2008

UTOPÍA


Yo no soy quién para dar consejos de paternidad pero en nuestros días los padres pecan mucho de dar a los hijos todos los caprichos. “Papá quiero una bicicleta, una Playstation, un ordenador, una moto… ahora me voy a hacer un piercing, un tatuaje o voy a ponerme extensiones, o tetas, o Dios sabe qué más”. Y entonces tú, como padre ¿qué haces? ¿Se lo prohíbes? ¿Los animas? No sé, ya digo que yo nunca he estado en esa situación pero creo que lo que los hijos necesitan es tener siempre presente la imagen de los padres, entre padres e hijos ha de haber confianza, no mantener una relación de amistad (porque un padre no es un amigo, es un padre), pero sí conocerse lo suficiente como para que confíen los unos en los otros.


Además, lo que creo que es imprescindible es el tiempo. Muchos padres se lo compran todo a sus hijos, pero a cambio no pasan ni un minuto al día con ellos. Cambian su tiempo por juguetes, caprichos, etc. sin saber que ese tiempo no va a volver, y de esa forma creo que se hacen un flaco favor, tanto a ellos mismos como a sus hijos, porque a un hijo hay que demostrarle que se le quiere, hay que hablar con ellos, hay que jugar, hay que escucharlos, porque puede acabar siendo el niño que más juguetes tenga o el que más caprichos guarde, pero todo eso pasa, y los momentos que guardas para siempre no son precisamente los que se pasas con los juguetes, y de eso sé un poco.


Cambiando de tema, yo habría sido un buen padre. No un buen marido, pero seguro que hubiera sido un buen padre y un buen yerno. Se me dan muy bien las suegras, pero no se me dan tan bien las hijas de las suegras… y claro, sin las hijas de las suegras, lo de tener hijos lo tengo un poco difícil, hasta el Espíritu Santo tendría alguna que otra complicación conmigo para dejarme embarazado (jejeje).


Hoy en día la tarea de ser padre no es nada fácil, pero nadie ha dicho que lo tenga que ser, además, si es verdad eso de que un hijo te cambia la vida… creo que habría que aprovecharlo para compartir al máximo el tiempo y disfrutarlo a cada instante.


P.D. Si no me enseñas a querer, si no me enseñas a demostrar el cariño, difícilmente podrás conseguir que te diga un “te quiero” o que te de un abrazo (por mucho que te mueras por recibirlo).

jueves, 6 de noviembre de 2008

ENCRUCIJADA


Te echo de menos, aquí, ahora, con cualquier ruido que escucho giro la cabeza pensando que eres tú, que has vuelto, que no te has ido, que todo fue un estúpido sueño, una puta pesadilla, pero no es así. ¿Dónde te has metido? Dame una señal, dime que sigues bien, que aunque sea en la distancia te sigues acordando de mí, de mis vicios, de mis manías…

Aún recuerdo todas aquellas noches en que ninguno de los dos queríamos ir a dormir, nos quedábamos tirados en el sofá, hablando sobre ti y sobre mí, con la tele de fondo, como excusa, porque ambos sabíamos que no veríamos la tele. Y ahora… todo ha cambiado, tú ya no estás, no te veo, no te oigo, no te huelo, eso sí que lo recuerdo, tus perfumes, tus colonias, tu olor a…ti.

Y tú estarás ahí, seguro que con una buena vida, con un buen trabajo, con dinero y esperando aclarar tus ideas… y ahora, ¿dónde han quedado todos nuestros buenos momentos? Es una lástima no poder dominar el tiempo a mi favor, no poder echar marcha atrás y volver a vivir todo aquello que merecía la pena, aquellos buenos ratos y aquellos no tan buenos (que se me antojan los menos).

Mientras tanto yo sigo aquí, cuando quieras te invito a mi vida, es algo así como una mierda de callejón sin salida, si sigo hacia delante, sólo veo un muro, muy alto, muy muy alto, que no tiene fin, aunque siempre puedo volver hacia atrás, pero si me doy la vuelta la opción no es mucho mejor, simplemente vuelvo a ver la misma calle, la misma gente, el mismo rollo de vida.

No sé qué hacer… no sé trepar, se te olvidó enseñarme, tú eras quien trepaba, yo simplemente era el que te animaba a seguir subiendo, siempre subiendo… el problema es que ahora estás tan arriba… y yo me veo tan pequeño… soy como una hormiga bajo los pies del elefante.

P.D. Sólo espero que al menos me devuelvas los cristales de mi vida que guardas en tus bolsillos rotos.

lunes, 3 de noviembre de 2008

ALGO MÁS QUE RESPIRAR


¿Qué es vivir? ¿Qué es la vida? Son dos preguntas que mucha gente se hace pero que nadie sabría responderlas estando seguro al 100% de que su respuesta es correcta. Porque lo que para unos es vivir, para otros puede no serlo.


Buscando respuesta a estas preguntas eché mano del diccionario. Pensé… ¿cómo podrán definir lo que es la vida o lo que es vivir los académicos de la RAE? Y ellos, sin complicarse mucho lo definen de la siguiente manera: VIVIR: “tener vida”. VIDA: “Espacio de tiempo que transcurre desde el nacimiento de un animal o un vegetal hasta su muerte”. ¿Eso es vivir? ¿Vivir sólo consiste en nacer y dejar que pase el tiempo? Yo no lo sé, ya he dicho que no sabría dar una respuesta adecuada a estas preguntas, pero lo que sí sé hacer es cuestionar las respuestas que creo que sólo abarcan un pequeño pedazo de lo que en sí es vivir.


Hay una canción que me gusta mucho de “La Fuga” que se titula “No sólo respirar es vivir” y desde el título me encanta, porque creo que vivir es algo más que simplemente respirar, algo más que ver pasar el tiempo. Hay gente que vive muchos años pero en realidad no sabe lo que es vivir, y otros que pese a ser muy jóvenes llevan en sus vivencias la vejez de muchas vidas.


Vivir es respirar, reír, amar, llorar, hablar, callar, sufrir, gritar, luchar… Vivir es simplemente eso… vivir, lo único que hace falta es sentirte vivo, sentir que tus mañanas tienen sentido, que te merece la pena abrir los ojos desperezarte y seguir robando tu parte de aire al mundo con cada respiración.


No sé, no sé lo que es vivir porque ni siquiera sé si yo estoy vivo o estoy esperando a que llegue el genio que duerme en el fondo del alma y me diga “Lázaro, levántate y anda”.

sábado, 1 de noviembre de 2008

SEIS SOLES SOLOS


¡Qué mala es la envidia! Aparece cuando menos te lo esperas y te hace desear aquello que no tienes y que además piensas que no puedes poseer así como así. Por mucho que intentemos negarlo, la envidia forma parte de todos y cada uno de nosotros, tú estás ahí, en una determinada situación y de repente ves u oyes algo que quieres tener, que necesitas tener a toda costa, te da igual si está o no a tu alcance, sólo quieres que sea tuyo. Pero lo peor no es la envidia o el deseo sino la impotencia, inseguridad y rabia que te provoca el no tener el “objeto de deseo”.

Lo reconozco, soy envidioso, un envidioso compulsivo. A veces envidio a la gente que se siente bien estando sola, que no necesita hablar con los demás para sentirse bien, que se basta y se sobra para todo. No hace mucho encontré una frase en Internet que decía: "la Soledad es muy hermosa...cuando se tiene a alguien a quien contárselo" y yo estoy totalmente de acuerdo con la frase.

No es lo mismo estar solo que sentirse solo, se puede estar solo por las circunstancias del momento o porque tú mismo elijas estar así, pero lo de sentirse solo es mucho más profundo, yo diría que sentirse solo es… es como cuando gritas en el vacío y solo escuchas tu propio eco, pero sin la necesidad de gritar, porque ese eco lo tienes en tu propia mente. Y entonces te da por pensar, por analizar cómo te sientes, y ¿cómo te vas a sentir? Pues fatal, te sientes como una mierda, en ese momento darías tu reino por tener a alguien que te escuche, que te comprenda o simplemente que esté ahí aunque sea para hacer bulto.

No niego que todos necesitamos nuestros momentos a solas, nuestros ratos para nosotros mismos… pero yo ya estoy harto de todos esos momentos para mí, ahora quiero saber lo que es tener a alguien en quien confiar, poder contar con alguien para cualquier cosa y saber que ese alguien no me va a fallar y me va a escuchar aunque en esos momentos prefiriera estar en cualquier otro sitio.

Por último, y como este blog ya se está convirtiendo en un poemario algo cursi, ahí va un poema que me da mucha rabia por no haberlo escrito yo, porque detrás de cada verso me veo reflejado ,ya que yo, como el autor del poema “aspiro a más”:

UN VERSO DE CATULO

¡Vivir!... ¿Esto es vivir?... Si tú lo dices…
También las moscas que pululan
sobre la podredumbre, o los gusanos
que devoran el cuerpo de alguna rata muerta…

Yo aspiro a más, amar y ser amado,
a desgranar veladas junto a la chimenea,
en noches neblinosas en que la lluvia empapa
por fuera los cristales y retumba en el techo,
con mis buenos amigos –si es que llego a tenernos-
y luego, los dos juntos, en la cama, amor mío,
después de haberte amado, leer antes del sueño
algún párrafo en griego, o escuchar sonriendo
tu voz acariciante recitando a mi oído
la gracia inconfundible de un verso de Catulo.

José Nicás Montoto

P.D. Hay cosas que no sé decirte con palabras pero sí que soy capaz de decírtelas con poemas y canciones.